Muchos de los actos que cada uno de nosotros realiza de forma habitual son fruto de seguir una costumbre o de obedecer una orden. Seguir una costumbre u obedecer una orden no son en realidad elecciones propias ya que encuentran la causa de la acción en el exterior de uno mismo. Son acciones que se realizan sin pensar, sin una reflexión previa y suponen que uno se deja llevar. Aunque, por otro lado, son acciones inevitables. Por ejemplo, resultaría muy fatigoso plantearse cada día qué se va a tomar para desayunar y si lo escogido es realmente lo mejor. Una persona puede estar o no de acuerdo con las órdenes que recibe. En cualquier caso, si las órdenes se cumplen, los actos realizados no se considerarán actos de libertad, ya que se ejecutan siguiendo una orden externa. Los actos, para ser considerados libres, tienen que salir de uno mismo. A diferencia de las costumbres o las órdenes, la conducta libre es aquella que se realiza a partir de una decisión y de una elección propias. En el campo social y político se han estudiado fenómenos que suponen una limitación de la libertad individual. Entre ellos se encuentra la alienación, aplicada al mundo laboral; la coacción y la opresión, en relación con las libertades políticas. El filósofo y economista Karl Marx estudió este fenómeno tal como tenía lugar en las fábricas del siglo XIX y caracterizó el vínculo del trabajador con su puesto de trabajo como alienación, que en su sentido socioeconómico es equivalente a explotación. En lugar de trabajar para sí mismos y satisfaces sus necesidades, en cuyo caso el resultado de su trabajo sería de su propiedad, el obrero desempeña una tarea en una fábrica a cambio de un salario. Este trabajo no tiene como fin la satisfacción de las necesidades propias, sino las necesidades del empresario, por lo que los empleados son medios para la consecución de un fin que les es ajeno y que se establece de forma externa a ellos mismos. El producto del trabajo es también propiedad del empresario, de modo que el trabajador no se realiza a sí mismo y su vida se ve reducida a la subsistencia. Tal como afirma Carlos Thiebaut, "la alienación se refiere a los procesos patológicos de separación, ruptura y extrañamiento, de algo que debiera estar, por el contrario, unido o armonizado. Los procesos sociales y económicos separan al trabajador de su producto".